Qué hacer cuando su hijo muerde
Acaban de llamarlo para decirle que su niño pequeño mordió a un compañero de juego en la guardería. A su mente le vienen mil preguntas: ¿Están bien ambos niños? ¿Por qué mi hijo habrá mordido a alguien? ¿He hecho algo mal? ¿Hay algo mal con mi hijo? ¿Debería preocuparme?
Relájese y respire profundo. Morder es un comportamiento normal en el desarrollo de los niños pequeños. Los niños que muerden no están destinados a tener problemas más adelante. Los padres no tienen por qué avergonzarse si su niño muerde. Sin embargo, las mordidas de los niños pequeños hay que atenderlas a tiempo y correctamente para asegurase de que el comportamiento pare.
Los niños pequeños están explorando el mundo, aprendiendo cómo relacionarse con los demás y determinando cómo expresarse. Entender por qué los niños pequeños muerden puede ayudarle a responder de manera efectiva.
¿Por qué los niños pequeños muerden?
Hay muchas razones por las que los niños pequeños muerden, aunque por lo general entran en una de cuatro categorías:
Mordidas para experimentar
Las mordidas para experimentar son aquellas que ocurren cuando los bebés y niños pequeños curiosos exploran su mundo al meterse cosas a la boca. A veces muerden a alguien en el proceso. Pueden morder por accidente o a propósito para ver qué pasa.
Mordidas por frustración
Las mordidas por frustración ocurren cuando los niños no saben cómo lidiar con la situación en la que se encuentran. Algunos ejemplos son querer el juguete que tiene otro niño, sentirse abrumado por las personas o actividades o simplemente estar aburrido con lo que hace. Pegar o morder son técnicas comunes que tienen los niños pequeños que aún no saben expresar sus sentimientos con palabras y más bien realizan otro tipo de acciones para lidiar con distintas situaciones.
Mordidas por impotencia
Las mordidas por impotencia ocurren cuando los niños pequeños se sienten ignorados o quieren atención. Por ejemplo, el niño menor de un grupo puede morder cuando siente que los niños más grandes lo están molestando o rechazando. Algunos niños pequeños muerden para llamar la atención de los adultos. Incluso la atención negativa puede sentirse como una recompensa.
Mordidas por estrés
Las mordidas por estrés son una señal del estado emocional del niño. Los niños pequeños pueden morder cuando están cansados, molestos, enojados o incómodos (como durante la dentición).
Cinco pasos que deben tomarse cuando su niño pequeño muerde
Las mordidas de un niño pequeño pueden doler y aterrar a los niños involucrados, así como a los adultos que lo presencian. El primer paso es separar inmediatamente a los niños. Después de eso, hay cinco pasos que debería tomar cuando un niño pequeño muerde.
1. Diríjase al niño que muerde.
Cuando su niño muerde, usted podría sentir frustración, ira, molestia, vergüenza o preocupación. Todos esos sentimientos son normales, pero haga lo posible por mantener la calma cuando hable con su hijo. En una voz fuerte y firme diga: «No se muerde. Morder duele». Use un lenguaje sencillo y fácil que el niño pequeño entienda.
2. Reconforte al niño que ha sido mordido.
Atienda las necesidades físicas del niño, tales como limpiar la herida y ponerle un vendaje si es necesario, así como demostrar empatía y compasión por su dolor. En muchos casos, el niño al que han mordido está más asustado que adolorido. Sin embargo, los dientes filosos de un niño pequeño pueden cortar la piel y a veces se requiere atención médica.
3. Diríjase de nuevo al niño que mordió.
A menudo los niños pequeños no saben que causan dolor cuando muerden, así que está bien reconfortar al niño que mordió. El niño pequeño quizás desee reconfortar al niño al que mordió. Solo tenga cuidado de no reforzar el comportamiento al prestar demasiada atención al niño que muerde.
4. Enseñe.
Una vez se calme más la situación, aproveche la oportunidad para enseñarle a su niño pequeño otras maneras de lidiar con situaciones frustrantes. Puede decirle que hable en lugar de morder. Podría decir «no», «para» o «no quiero eso» para comunicarse con los demás.
5. Reoriente.
La mayoría de los niños pequeños se distraen fácilmente con una actividad o juguete diferente. Intente llevar a su hijo a otra habitación o ir afuera por unos minutos. Ofrézcale otro juguete o un libro, o busquen otro tipo de actividad.
Los psicólogos infantiles recomiendan…
Estas dos estrategias funcionan bien para detener las mordeduras de los niños pequeños:
- No se enfoque en lo negativo castigando, abochornando o avergonzando al niño que muerde.
- En su lugar, responda con calma, claridad y coherencia para que aprenda a expresarse sin tener que morder.
Cómo hacer que un niño pequeño deje de morder
Vigile a su hijo mientras juega con otros y preste atención cuando muerda. Esto le permite entender por qué su hijo muerde. Considere:
- ¿Qué estaba pasando justo antes de la mordida?
- ¿Qué hacía su hijo?
- ¿Con quién jugaba?
- ¿A quién mordió? ¿Es siempre el mismo niño o es un niño distinto cada vez?
- ¿Dónde estaba su hijo?
Al responder estas preguntas, podrá ver si existe un patrón o aprender por qué su hijo se molesta.
Cuando vea las señales de que está a punto de morder, siga estos consejos:
Distráigalo con un juguete o libro, llévelo a otra habitación o salgan afuera.
Esto puede aliviar la tensión y desviar su atención.
Dele a su hijo medios para responder que no incluyan morder.
Enséñele a su hijo a expresar sus necesidades y sentimientos con palabras, por ejemplo: «Quiero ese juguete» o «Eso no me gusta». Eso le permitirá comunicarse con otros niños y adultos. También puede ayudarle a identificar sus sentimientos y ver cómo afrontarlos sin tener que morder. Por ejemplo, puede decir: “Veo que estás molesto. Cuando yo me molesto, a veces me gusta abrazar a mi peluche. ¿Quieres abrazar a tu peluche?”
Dele objetos que pueda morder.
Si cree que su hijo muerde porque necesita estimulación oral, ofrézcale algo que pueda morder con seguridad, por ejemplo, un bocadillo o un juguete de dentición.
Busque la manera de evitar que un niño muerda con estos consejos.
Planifique con tiempo.
Los niños pequeños pueden sentirse más cómodos si saben qué esperar en situaciones nuevas o cerca de personas recién conocidas. Dígale a dónde van y responda sus preguntas para que se sienta más confiado.
Dé refuerzo positivo.
Esmérese en halagar el buen comportamiento de su hijo. Use afirmaciones sencillas como: «Me gusta que estés jugando con cuidado» o “Lo estás haciendo muy bien con tus palabras» para reforzar las alternativas a morder.
Enséñele maneras de compartir.
Compartir es una de las causas más comunes de las mordidas de los niños. Haga que su hijo entienda las reglas de compartir y haláguelo cuando tome turnos para usar un juguete. Podría colocar un cronómetro para dar tiempo a que cada niño use un juguete antes de intercambiarlo. Asegúrese de halagar a cada niño cuando comparta. A los niños pequeños les encanta saber cuándo han hecho algo bien.
Lea con él libros sobre mordidas.
Leer con su hijo tiene muchos beneficios. Los libros sobre las mordidas le permiten aprender mejores maneras de actuar cuando se moleste. Puede probar libros como:
- Teeth Are Not for Biting (Los dientes no son para morder) por Elizabeth Verdick
- No Biting (No se muerde) por Karen Katz
- No Biting, Louise (No se muerde, Louise) por Margie Palatini
Cómo trabajar con los cuidadores
Las mordidas de niños pequeños son usuales en las guarderías y la razón común para que expulsen al niño. El tema de las mordidas constituye un desafío para los padres y los cuidadores. Estas son varias maneras en las que usted junto con los cuidadores pueden abordar y evitar el asunto de las mordidas de los niños pequeños.
Repase la política sobre mordidas.
El centro de cuidado infantil o guardería debería tener una política escrita sobre cómo abordar el tema de las mordidas. Busque información específica sobre cómo los cuidadores lidian con los niños que muerden y los niños que son mordidos. Por ejemplo, determine si a los niños que muerden los castigan o los envían a casa, lo cual podría reforzar este comportamiento en lugar de evitarlo. Mejor sería que el cuidador separe a los niños, atienda inmediatamente a cada niño y les avise a los padres. Repase la política para que sepa qué esperar si su hijo estuviera involucrado en un incidente de mordida.
Mantenga una buena rutina.
La guardería debería seguir una rutina para comidas, siestas y tiempo de juego, de modo que los niños se sientan seguros y atendidos. Las rutinas en la casa también son importantes, así que asegúrese de que su niño pequeño duerma bien por las noches. Los niños pequeños que están demasiado cansados o estresados tienden más a morder en la guardería.
Mantenga abiertas las líneas de comunicación.
Conozca a las personas que cuidan a su hijo y comuníquese regularmente con ellas por mensaje de texto, correo electrónico o hablando en persona en el centro de cuidado infantil. Avíseles si su hijo está particularmente cansado, en dentición o teniendo un mal día, lo cual puede hacerle más propenso a morder. Si su hijo está mordiendo, pídales a las personas que lo cuidan que le informen a usted sobre cualquier comportamiento que haga más probable que muerda. Por ejemplo, ¿muerde cuando otro niño le quita un juguete? ¿Pasa siempre con el mismo niño o es un niño distinto cada vez? Usted y los cuidadores pueden trabajar juntos para que su niño pequeño sepa que las reglas son las mismas en casa y en la guardería.
Si las mordidas se convierten en un problema, considere ir a la guardería para vigilar a su hijo e intervenir antes de que muerda. Quizás descubra que el hábito de morder es una señal de que esa guardería tal vez no sea la más conveniente para su hijo. Es posible que sea demasiado estructurada o que no tenga suficiente estructura. Quizás hay demasiados niños en el salón y su hijo no se sienta cómodo. Recuerde, la guardería podría hacerlo todo bien y aun así no ser el lugar indicado para su hijo.
Cuándo buscar ayuda
Morder es un comportamiento común en los bebés y niños pequeños; por lo general se detiene cuando cumplen 3 a 3 años y medio. Si su hijo continúa mordiendo o comienza a mostrar comportamientos agresivos como pegar, hable con su pediatra. Su médico podría sugerirle que consulte a un especialista en desarrollo infantil. Los especialistas en desarrollo infantil pueden ayudarle a identificar la razón del comportamiento y crear maneras para atenderlo.
Recuerde, no existe ningún remedio rápido, pero con ayuda constante, su hijo a la larga aprenderá otras formas de expresar sus sentimientos y a darse cuenta de que el tiempo de juego es divertido.